El cor net adverteix, la curiositat t’ho diu, el colors fan pensar». «A la nit la por està per tot el món, però quan la llum il·lumina la terra, la por s’en va del cor». «Cada vegada més, les espurnes del sol em fan tenir curiositat». Estos son tres haikus, composición poéticas breves y visuales de origen japonés y con más de trece siglos de historia. Son obras de alumnos del colegio Es Pont. Porque los niños de 5º de Primaria de este colegio del barrio de Son Gotleu hacen haikus.
La profesora Catalina Sbert los puso en círculo y les preguntó qué les evocaba el fuego. Los niños dijeron qué palabra les venía a la mente. 23 chavales, 23 palabras, de «misterio» a «curiosidad». Luego les explicó qué es un haiku y les enseñó algunos ejemplos. Y los alumnos se lanzaron a componer los suyos. Así trabajaron no solo el lenguaje, la poesía y la creatividad, también la expresión del yo interior, la socialización y mil aspectos más ya que, como dice la docente, «no hay nada que no esté relacionado con el arte». Esto es educación artística. Un punto de partida que se puede ir relacionando con todo. Y esto es lo que defiende Sbert y el resto de profesores responsables de este área ante la llegada de la nueva ley de educación.
La LOMCE reduce la presencia y cambia la concepción de un área que los docentes ven vital. ¿Por qué? Porque tal y como ellos la conciben y la imparten la educación artística es «investigación» y enseña a los chavales a decidir, tener espíritu crítico, desarrollar un criterio, crear, gestionar emociones, reflexionar, tener iniciativa, comunicar, colaborar… Como dice Alfons Sard, profesor en el IES Josep Maria Llompart: «No se intenta hacer artistas, sino formar personas».
En suma, la ven como un área imprescindible para crecer como persona y como estudiante, ya que las competencias que se trabajan en esta materia sirven y ayudan a mejorar en las llamadas asignaturas instrumentales, a las que la LOMCE da prioridad frente a ´las otras´, a las que el propio ministro Wert llegó a referirse como «asignaturas que distraen».
Hasta ahora, la educación artística, que engloba Música y Plástica, ocupaba dos horas y media semanales durante los cuatro primeros cursos de Primaria y aumentaba a tres horas en 5º y 6º. A partir del curso que viene se limitará a dos horas en todos los cursos, según los borradores de currículo planteados por la conselleria de Educación. Las autonomías tienen la opción de decidir si incluyen o no este área en la oferta y se da la opción de que sea una optativa frente a una segunda lengua extranjera y Religión o Valores Cívicos.
En Madrid, ya se ha anunciado que Música no será de obligada oferta. En la Comunidad Valenciana todo lo contrario: pondrán más sesiones. En Balears de momento se mantiene la educación artística frente a la segunda lengua extranjera, pero dado que la consellera Camps siempre deja caer que lo ideal sería que los alumnos asumiesen otro idioma extranjero aparte del inglés, los docentes ya se preparan para lo peor. El borrador de currículo que les han planteado no es un buen augurio, ya que consideran que está redactado «sin pies ni cabeza» y supone llevar la asignatura «30 años atrás». Así lo asegura Mercedes Laguens, responsable del área de artística en el grado de Maestro de Educación Primaria de la Universitat de les Illes Balears
«¿Quién ha hecho estos currículos? ¿A qué expertos han llamado?», se indigna Sard, que ante lo previsto en Primaria, se teme que pase lo peor en Secundaria. Todos señalan que se nota que los ha hecho alguien que no sabe lo que es impartir bien estas materias. Laguens recuerda que existe «mucha literatura científica» sobre la pedagogía de la educación artística y que no se puede planificar «según lo que a uno le parece bien». Estos docentes alucinan con algunos puntos, como que se incluya en el área de artística «el uso del centímetro». En esta materia se toca la geometría, «pero no de forma instrumental», protestan.
Para Mireia Aumatell, profesora en el colegio Ses Bassetes del Port d´Andratx, buena parte del problema parte de que la gente en general y los dirigentes en particular no saben qué es la educación artística. «Se creen que Música es aprender solfeo y Plástica es rellenar fichas», lamenta esta joven.
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Aumatell explica que ella realiza cada año un videoclip con los alumnos, poniendo así un ejemplo de las posibilidades infinitas que implica la formación artística y de cómo motivar a los alumnos. La profesora es partidaria de los proyectos de educación artística que se convierten en proyectos globales de centro, transversales. Proyectos que están a la orden del día en Finlandia, recuerda, mencionando el nombre del éxito educativo, «donde los centros tienen auténtica autonomía y hay unas bases estables». Con el nuevo currículo y la reducción horaria, ella ve realmente difícil llevar adelante estos proyectos. Además, se escandaliza al ver que hay aspectos, como el teatro, que directamente han desaparecido del currículo: «Ni siquiera es un cortar y pegar; es un cortar y cortar».
Proyectos premiados
Un ejemplo de proyecto transversal es Fusioart, del colegio Miquel Duran i Saurina de Inca, que recibió el premio Acción Magistral el año pasado. Su impulsora, Jenny Lorden, recogió el reconocimiento de manos de la Reina. Fusioart es un espacio con multitud de materiales, espacios (incluyendo un teatro) e instrumentos musicales por el que pasan los alumnos cada semana y en el que, a partir de lo que despierta la curiosidad de los chavales, trabajan contenidos de otras asignaturas desde la creatividad y una visión artística. Los profesores de las otras asignaturas ya han constatado cambios en la manera de pensar de los chavales. Este tipo de proyectos, premiados, aplaudidos por Educación y de probado éxito, tienen difícil encaje con la nueva ley.
Para Catalina y Maite Sbert, dos hermanas bien conocidas en este mundo, una de las claves de estas materias es que enseñan a pensar. ¿Y no es ese el objetivo de la escuela? Maite cree que estas materias «dotan de un poder extraordinario al alumnado», al fomentar «la reflexión interna y personal sobre qué hará, la toma de decisiones sobre cómo lo hará, el criterio para ver qué usará para hacerlo, la crítica y el sentido de colaboración». Se plantea si los dirigentes quieren acabar precisamente con eso, si tienen miedo de que los alumnos (futuros ciudadanos) tengan ese poder.
Su hermana reivindica además que es un área donde la experiencia es «vivencial» y el aprendizaje «significativo», lo que está demostrado como una de las maneras más eficaces para que los alumnos se motiven, interioricen conceptos y adquieran competencias, como coinciden todos los presentes. La profesora de la UIB destaca que «fomenta la capacidad de reinventarse, eso que tanto se oye últimamente; enfrenta al niño con el espacio solitario que es la creación y le anima a explorar». Recuerda que el lenguaje artístico «es universal».
Sard apunta otra cuestión: al privar a los alumnos de recibir esta formación en buenas condiciones se genera desigualdad social, ya que se empuja a los estudiantes a adquirir su base artística fuera de la escuela, de forma extraescolar. Pagando. Maite Sbert habla de la «amputación» de un derecho y Aumatell de la «deshumanización» de la educación.
Estos profesores son apasionados de lo que hacen y están acostumbrados a luchar por su espacio. Saben que cargan con el sambenito de la «asignatura maría» y siguen resoplando al oírlo. La aplicación del TIL ha propiciado que en algunos centros acabe dando Música cualquiera que tenga el B2, lo que también prueba la importancia que dan algunos a esta materia. Recuerdan su lucha, histórica, para que haya profesores especializados en este área, como los había en inglés, por ejemplo. También hace décadas que reivindican que su materia debería ser troncal y que las otras asignaturas deberían ser subsidiarias de la educación artística, y no al revés como plantea la LOMCE «volviendo al siglo XVIII».
Sueñan con poder enseñar «como en un taller» y sin tener que estar pendientes del reloj, pero con la ley Wert, que ven enfocada principalmente al mercado laboral y al sistema productivo, la asignatura se aleja aún más de ese sueño y tienen que volver a defender cosas que ya creían superadas. Su lucha ahora es no desaparecer ya que si finalmente se ofrece esta materia como optativa un chaval podría salir del instituto sin haber recibido nada de educación artística más allá de lo que haya podido hacer en Infantil. «¿De qué sirve hacer museos si no das formación artística a las sociedad?», plantea Sard.
En un momento de esta apasionada puesta en común sobre la importancia de una educación artística bien impartida, Laguens cita a Jean-Claude Forquin: «La sensibilidad es construida, el talento se forma, la inspiración se adquiere y la emoción se prepara». Todo un proceso que están convencidos que debe hacerse en la escuela.
Fuente: www.diariodemallorca.es