Cada vez son más las evidencias científicas de que los niños y jóvenes desarrollan formas de COVID-19 mucho más leves que los adultos y es muy poco frecuente que esta infección provoque su muerte, un desenlace fatal que por lo general solo ocurre en el caso de los niños que ya padecían otra enfermedad grave cuando se contagiaron con el coronavirus, según zanja un nuevo y amplio estudio que se ha publicado en The British Medical Journal (BMJ).
Investigaciones previas ya habían observado lo mismo; de hecho, hasta ahora los niños y adolescentes diagnosticados de COVID-19 suponen solo entre el 1% y el 2% de todos los casos a nivel mundial –cifras similares a las registradas en España– y en ellos la infección por SARS-CoV-2 sigue un patrón bastante concreto que se caracteriza por síntomas leves, baja mortalidad y una elevada proporción de asintomáticos.
El nuevo estudio ha sido realizado por científicos del Reino Unido en el consorcio ISARIC4C, que analizaron los datos de 651 niños y jóvenes (menores de 19 años) diagnosticados con COVID-19 ingresados en 138 hospitales en Inglaterra, Gales y Escocia entre el 17 de enero y el 3 de julio de 2020. Estos investigadores encontraron que los factores que incrementaban el riesgo de desarrollar síntomas graves y requerir ingreso hospitalario fueron la obesidad infantil, la etnia negra, y tener menos de un mes de edad.
Perfil del paciente pediátrico de COVID-19
Para realizar la investigación se siguió a los pacientes durante un mínimo de dos semanas (hasta el 17 de julio de 2020), y durante ese tiempo el 18% de los niños (116) ingresaron en cuidados intensivos, siendo los bebés de menos de un mes, los que tenían entre 10 y 14 años y los de etnia negra los que tenían más probabilidades de ingresar en UCI.
De acuerdo a los resultados del estudio el perfil del paciente pediátrico de COVID-19 tenía una media de edad de 4,6 años, la mayoría eran varones (56%) y de etnia blanca (57%) y el 42% tenía al menos otra patología, siendo las más comunes los problemas neurológicos y el asma. Uno de los hallazgos considerado significativo es que la infección por coronavirus afectó de manera desproporcionada y grave a los menores de etnia negra.
Entre los resultados del trabajo destacan que seis niños (1%) fallecieron en el hospital, todos ellos con una grave comorbilidad, ya que tres de ellos eran recién nacidos que habían venido al mundo con graves problemas de salud, y los otros tres (de entre 15 y 18 años) también padecían graves afecciones. Esta tasa de mortalidad fue notablemente más baja en comparación con el 27% en todas las edades (entre 0 y 106 años) durante el mismo periodo de tiempo.
El 11% de los niños cumplió con la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el síndrome inflamatorio multisistémico (MIS-C), una enfermedad poco común que se cree que está relacionada con el COVID-19. El promedio de edad de estos pacientes era de 10,7 años, era más probable que fueran de etnia no blanca, y tenían más probabilidades de ingresar en cuidados intensivos y de manifestar síntomas como fatiga, dolor de cabeza, dolor muscular y dolor de garganta, además de tener un recuento bajo de plaquetas en sangre, aunque en este grupo no hubo muertes.
Ante la preocupación de los padres por la vuelta al cole y los posibles riesgos de infección para sus hijos, la presidenta de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), Concha Sánchez Pina ha declarado que «este trabajo es muy ambicioso y muy detallado» y que «viene a reafirmar lo que otros estudios anteriores en China, EEUU e incluso en España, ya se ha observado: un impacto limitado y leve en los menores».
Fuente: WebConsultas