El acoso escolar tiene graves efectos en las víctimas, incluso años después de dejar la escuela. Así lo confirma un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Lancaster (Reino Unido), que ha revelado que sufrir bullying durante la etapa de secundaria –entre los 12 y los 15 años– puede provocar graves problemas laborales y mentales una década después, a los 25 años.
El estudio, que se ha presentado en la reunión de la Royal Economic Society en Coventry (Reino Unido), ha analizado los datos de 7.000 jóvenes de entre 14 y 16 años de Reino Unido, que fueron entrevistados a los 21 años y a los 25 años. Encontraron que la mitad de ellos habían tenido algún episodio de acoso escolar, como ser amenazado, excluido de un grupo, apodado de manera despectiva o golpeado por algún compañero.
Una vez que se tuvieron en cuenta todos los datos recogidos a los participantes, se observó que aquellos que habían sido víctimas de bullying en la adolescencia tenían un 40% más riesgo de tener problemas en su salud mental, como ansiedad o depresión, además de que esta negativa experiencia interfiriera en su inserción en la vida laboral futura.
Mejorar la autoestima y resiliencia de los jóvenes
En el trabajo comprobaron que las chicas solían padecer acoso psicológico, como exclusión o insultos, mientras que en los chicos era más común que sufrieran daños físicos. Según los investigadores, aquellos que son víctimas de una intimidación persistente o violenta sufren las peores consecuencias.
Además, su impacto no solo se deja notar en la salud física y mental, sino que las personas que pasan por estas situaciones desagradables en el colegio tienen un 35% más probabilidades de estar sin trabajo al cumplir los 25 años, y de tener unos ingresos un 2% inferiores que el resto de los compañeros de escuela.
Aunque el estudio solo muestra una asociación entre estos factores y no demuestra que el acoso sea directamente la causa, según Emma Gorman y el resto de los autores sus hallazgos refuerzan la necesidad de diseñar estrategias más efectivas para luchar contra el bullying, donde entran en juego tanto los profesores como los padres. Además, fomentar la mejora de la autoestima y la resiliencia en los más jóvenes podría ayudarles a evitar las consecuencias negativas a largo plazo del acoso.
Fuente: Webconsultas