La Asociación Española de Pediatría aconseja que los niños de entre 2 y 4 años no pasen más de una hora al día frente a la pantalla de la televisión. Esta recomendación está avalada por una investigación dirigida por la profesora Linda Pagani, de la Universidad de Montreal, publicada en 2010, que concluía que cada hora que un niño de 2 años dedicaba a ver la televisión incrementaba de forma exponencial los riesgos para la salud y la probabilidad de experimentar fracaso escolar cuando éste cumplía 10 años.
Ahora la profesora de la universidad canadiense ha relacionado también, a través de un nuevo estudio publicado en la revista Psychological Medicine esa exposición a la pantalla durante la niñez con un descenso considerable de las habilidades sociales de los niños objeto de estudio cuando éstos llegaban a la edad de 13 años. Para llevar a cabo la investigación, Pagani analizó a 991 niñas y 1.006 niños nacidos en Quebec entre 1997 y 1998. A los dos años, el equipo de investigadores tomó nota del número de horas que los niños pasaban ante la televisión, un dato facilitado por los progenitores. A los 13, por su parte, los adolescentes reportaron sus experiencias sociales para ser examinadas.
Poniendo en relación ambas variables, los autores del estudio constataron una clara relación entre la exposición a la televisión y el desarrollo de dificultades sociales de diversa índole, un vínculo que además estaba por encima de factores individuales y familiares preexistentes. Así, por ejemplo, cada hora adicional pasada ante la pantalla cuando los niños tenían dos años incrementaba en un 11% la percepción subjetiva de victimización cuando cumplían 13 años; en un 10% el aislamiento social por decisión propia; en un 9% la actitud agresiva hacia otros; y en un 6% los comportamientos considerados antisociales.
Según los investigadores, en una relación que se observó una década más tarde, los adolescentes que mostraban dificultades para socializar con 13 años presentaban a largo plazo más problemas de salud, como depresión o enfermedades cardiometabólicas, y de tipo socioeconómico, como desempleo o bajo rendimiento laboral.
Todas estas relaciones, que se inician a las dos años con una exposición demasiado elevada a la televisión, sugieren, según los autores del estudio, la necesidad de que los padres tengan un mejor conocimiento y presten más atención al modo en que sus hijos invierten sus horas libres, limitando en todo caso el tiempo que éstos dedican a la pantalla, y fomentando otro tipo de juegos más creativos y beneficiosos para el desarrollo de habilidades sociales en el futuro.
Fuente: WebConsultas