En muchas ocasiones deseamos que nuestros hijos escriban sus nombres, el nombre de los padres e incluso los números, todo ello cuando los pequeños de casa aún están en la etapa de inicial. Sin embargo, tenemos que tomar en cuenta cuál es el momento ideal para que puedan empezar con esta habilidad.
Con el desarrollo del lenguaje y el pensamiento, se pueden generar las condiciones para la lectura. Sin embargo, no es lo mismo para la escritura, ya que no viene con el nacimiento y requiere de aptitudes que pueden aprenderse.
Por un lado, es cierto que se requieren de ciertas condiciones como la percepción y madurez motora; no obstante la mayor parte corresponde a un proceso de enseñanza que tiene etapas. En un primer momento es el aprestamiento donde se fortalecen y estimulan la coordinación motora gruesa, la coordinación motora fina, así como la coordinación ojo mano a través del juego en educación inicial. Por otro lado, se requiere del fortalecimiento del trazo, la ubicación espacial, la memoria y por supuesto el reconocimiento de las vocales y consonantes. En los primeros grados de primaria se desarrolla la escritura propiamente dicha y se aprenden todas las reglas de ortografía y combinación de palabras para formar oraciones, es decir la sintaxis.
En casa es importante seguir el proceso aprendido en la escuela para reforzarlo. Más que desear que el niño escriba sin siquiera terminar el jardín, podemos fortalecer a través del juego, con actividades como dibujar, colorear, hacer recortes, amasar plastilina. Con ello por ejemplo trabajamos la prensión pinza que necesitan los dedos para sujetar el lápiz. Asimismo se necesita de mucha paciencia para que no sientan frustración y no se genere un rechazo al momento de escribir, sino por el contrario ayudemos a desarrollar en ellos una actitud positiva.