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El miedo es una emoción básica, y cumple una función muy importante para la supervivencia de adultos y niños, pero puede convertirse en el peor enemigo para el desarrollo infantil, y llegar a controlar y limitar la acción del pequeño, afectando a su desempeño social, escolar, familiar… Por eso, es fundamental que desde las familias aprendamos a tratar los miedos de los niños de manera adecuada para evitar que se transformen en fobias. Te damos ocho consejos y claves para lograrlo:

  • Normalidad: los miedos infantiles son algo normal y natural y debemos tratarlos con naturalidad. En este sentido, es aconsejable hablar con los niños acerca de sus temores, y de este modo ayudarles a comprenderse a sí mismos y a sus miedos. Al hablar de ello, los niños se liberan un poco de la emoción, la normalizan, y se tranquilizan; además, se sienten escuchados y comprendidos.
  • Comprensión: es importante que el adulto preste atención al temor del niño y le haga ver que comprende su emoción. En ningún momento juzgues o ridiculices su miedo; en vez de ello, explícale que no hay nada que temer.
  • Paciencia: no presionar al niño para que se enfrente a sus miedos y los supere; te recordamos que los miedos forman parte de su proceso evolutivo. Es muy importante tranquilizarle y hacerle ver que no tiene nada que temer, pero dándole tiempo para superar el miedo. Por ejemplo, si tiene miedo a la oscuridad, no le fuerces a dormir a oscuras; prueba a ir reduciendo las luces, primero deja encendida una pequeña luz en su cuarto, luego la luz del pasillo…
  • Evitar asustarles: otro aspecto a tener en cuenta es nuestro papel como favorecedores de los miedos. Los adultos, sin darnos cuenta, podemos predisponer a ciertos miedos infantiles y también incrementarlos. A veces puede parecer gracioso asustar a los niños, o utilizar el miedo como medida de disciplina, pero debemos evitar estas acciones que incrementan sus temores.
  • Seguridad: los adultos, y sobre todo aquellos más cercanos al pequeño, pueden transmitirle sus propios miedos. Es aconsejable prestar atención a nuestros miedos y evitar transmitírselos al niño.
  • Autonomía: los miedos desaparecen a medida que el niño refuerza su autoestima y la confianza en sí mismo. Es muy importante evitar la sobreprotección y permitirles que desarrollen su autonomía.
  • Rutinas: utilizar las rutinas y la disciplina ayudan a evitar los miedos en la infancia. La rutina les ayuda a sentirse seguros, ya que saben lo que va a pasar y cómo va a pasar. Por otro lado, la disciplina también aporta confianza porque el niño percibe la sensación de control del adulto; se trata de una disciplina desde el respeto, la comprensión, y el cariño.
  • Ánimos: hacer ver al niño que le entendemos y que es normal sentir miedo en algunas situaciones, es muy importante para su desarrollo emocional y para que pueda superar los miedos. Es importante escucharle y tranquilizarle, así como valorar sus pequeños esfuerzos por superar sus temores.

Fuente: WebConsultas

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