El proceso de atención es algo complejo y en numerosas ocasiones los niños y niñas se distraen con demasiada frecuencia. Son muchos los estímulos que llaman su atención, normalmente más llamativos que lo que tienen que estudiar. Las tareas académicas resultan estímulos menos atractivos que difícilmente pueden competir con otros que hay en el ambiente. Como consecuencia, los chavales se distraen de sus estudios en numerosas ocasiones, tienen dificultades para mantenerse en una tarea, estudiar se convierte en una actividad ardua y tediosa, y lógicamente ni aprenden, ni obtienen un buen rendimiento académico. Centrar la atención se convierte entonces en un duro reto para ellos y un desafío para las familias y educadores.
El proceso de atención puede definirse como la capacidad de focalizar la mente en algo concreto, siendo imprescindible para que pueda producirse el proceso de aprendizaje. Son dos procesos inseparables, ya que para aprender es necesario focalizar la mente en el contenido, para que éste pueda ser trabajado y procesado, dándole un significado y por lo tanto aprendiéndolo. Para aprender algo es necesario estar concentrado en ello, prestar atención y retirarla de estímulos distractores. Sin atención no se puede aprender prácticamente nada.
Las características de la atención pueden ayudarnos a comprender su funcionamiento y las dificultades de los niños y niñas que tienen falta de atención:
- Capacidad limitada: la capacidad de la tención es limitada, podemos atender a varias cosas a la vez, pero sin superar dicha capacidad. De esta manera cuantas más cosas tienen que atender los niños, menos atención pueden prestar a cada una de ellas.
- Oscilamiento: la atención suele oscilar, no se mantiene fija en un estímulo o tarea de manera indefinida. Normalmente pasado un tiempo, la mente cambia su atención a otro foco.
Ayudar a los niños y niñas a dirigir su atención de forma consciente hacía aquello que quieren aprender, evitando otros estímulos distractores es una tarea necesaria para potenciar sus aprendizajes. De esta manera conseguiremos que se concentren en la tarea o contenido concreto que tienen que aprender y, como consecuencia mejoraran su rendimiento. Entrenarles para que sean capaces de dirigir su atención se convierte en una necesidad educativa que no podemos eludir, en una necesidad que supone abrirles las puertas al aprendizaje, a través del control de la focalización de su mente.
Fuente: WebConsultas