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El castigo forma parte de la educación desde hace mucho tiempo. Es una técnica educativa que se utiliza con la finalidad de eliminar o corregir una conducta molesta o inadecuada. El castigo se practica con normalidad y lo vemos con bastante frecuencia en nuestra sociedad.

Esto, quizás sea debido a que es una herramienta aparentemente eficaz e inmediata que actúa frente al comportamiento impropio. O porque los que son padres hoy en día fueron educados así y por lógica natural educan como lo hicieron con ellos. Uno de los castigos más habituales en el colegio es privar al niño del recreo pero, ¿es correcto o no?

Los beneficios del recreo para los niños

Las razones por las que se usan los castigos son muy dispares, tanto que muchas veces el niño los puede vivir como injustos. Por lo que puede provocar consecuencias negativas en los pequeños y su carácter es poco educativo. Uno de los castigos que se usa con más frecuencia es el de la retirada de reforzadores o estímulos positivos. Es decir, prohibir cosas que le gustan al niño como, por ejemplo, disfrutar del recreo.

Los beneficios del recreo en niño pueden ser emocionales, sociales, físicos y cognitivos. Cuando el niño disfruta del recreo le sirve para desahogarse y liberar las tensiones que hacen que disminuya su atención debido a la acumulación de muchas horas dentro del aula. Además, mediante los juegos que realizan en el patio pueden aprender métodos para manejar el estrés. Asimismo, es un momento que sirve al niño para su socialización.

Es un espacio donde el niño aprende a compartir, cooperar, comunicarse, resolver problemas y conflictos. También es un lugar donde se hace ejercicio y potencialmente se combate contra la inactividad reduciendo significativamente los riesgos de salud. Todas las actividades que realiza implican la exploración lo que hará que utilice todo tipo de herramientas cognitivas para resolver problemas, hablar o crear.

Qué se puede hacer para no castigar al niño sin recreo

Se sabe que privar de algo como castigo muchas veces es la solución más fácil que encuentran los maestros para evitar la conducta indeseada, pero usar esta técnica no enseña conductas alternativas al niño de comportamiento. Solo genera más malestar y frustración.

Como alternativa al castigo, los profesores deben pensar en estrategias a largo plazo. Es decir, tomarse más tiempo para pensar el porqué del mal comportamiento en el niño para obtener mejores resultados en el futuro. Las familias desde casa y los profesores desde la escuela deberían:

– Tener en cuenta las emociones dentro de la educación.

– Educar en valores y mantenerlos.

– Educar la empatía, enseñar a ponerse en el lugar del otro.

– Enseñar a respetar las diferencias.

Educar sin castigos es difícil pero necesario.

Fuente: https://www.guiainfantil.com

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