La expansión de Internet y las nuevas tecnologías han hecho que muchos hogares cuenten con diversas pantallas –televisores, ordenadores, tabletas, videoconsolas, smartphones– al alcance de los niños. Diversos estudios ya han asociado un uso excesivo de estos dispositivos con mayor riesgo de obesidad infantil, porque promueven un ocio sedentario que resta tiempo a otras actividades más saludables para los pequeños como hacer deporte o jugar al aire libre.
Un nuevo estudio que se ha publicado en JAMA Pediatrics relaciona también el abuso de pantallas en la infancia con más posibilidades de sufrir trastornos emocionales. Los investigadores se basaron en datos de un trabajo anterior –el IDEFICS– que había recopilado información sobre hábitos de vida y alimentación de 3.604 niños de entre dos y seis años, con el objetivo de comprobar cómo afectaban estos a su salud.
Los padres de los pequeños –procedentes de ocho países europeos– habían completado diversos cuestionarios, en los que se incluían otros indicadores de bienestar como las relaciones sociales y familiares de los niños, o su autoestima.
Los resultados de la nueva investigación demostraron que el bienestar en la primera infancia disminuía en relación con la exposición excesiva a dispositivos electrónicos. De hecho, como explican los autores del trabajo, cada hora adicional de televisión, videojuegos o uso del ordenador aumentaba entre 1,2 y 2 veces el riesgo de sufrir trastornos emocionales o empeorar las relaciones familiares.
Según estos expertos, ver la televisión resultó ser lo más perjudicial de todo, no solo porque favorecía el desarrollo de obesidad, sino porque reducía la calidad de vida de los niños. Por ello, recuerdan que no se pongan televisores en las habitaciones de los pequeños, y que los padres controlen el tiempo que dedican sus hijos a esta actividad y el tipo de contenidos que ven.
Fuente: WebConsultas